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El deterioro de la educación en Argentina

por | Educación

Quien escribe estas líneas lleva cuarenta y cuatro años en la tarea magisterial y más de treinta y cinco en la función directiva, por lo cual ha sido testigo, con el correr de los años, de un marcado deterioro en la excelencia académica, de la mano de una ausencia cada vez mayor de incentivos en la incorporación del saber, que provoca que, viviendo en una ‘sociedad del conocimiento’, nuestros adolescentes y jóvenes carezcan de los aprendizajes elementales.

 Este proceso ha transitado por diferentes etapas, desde la pérdida del sentido de autoridad en las escuelas, desapareciendo en la práctica ‘la corrección como medicina a las inconductas, con el cuestionamiento constante de los padres ante los límites disciplinarios naturales en cualquier proceso educativo; hasta el vaciamiento de contenidos conceptuales en las nuevas currículas propuestas en todo el país, donde por ejemplo ‘desaparecen temas fundamentales de nuestra geografía e historia nacional’, como la soberanía sobre Malvinas y las islas del Atlántico Sur y otros temas, cuya tergiversación y/o ausencia debilitará aún más, la perdida conciencia de la identidad nacional.

A ello debemos sumar la creciente deserción escolar y la pérdida del sentido de responsabilidad en finalizar y egresar de la Escuela Preparatoria, hoy nos encontramos con muchos jóvenes que jamás terminan el ciclo y se adhieren a un ‘como si se recibieran’ a través del Plan del Estado Nacional, el cual concluye el proyecto de pauperización educativa, simulando una exigencia, que no es tal, y dando por aprobadas todas aquellas asignaturas que el alumno cursara pero no aprobase en su Colegio de origen, con el agravante de obligar al mismo a emitir un Título, del cual no le consta ni el nivel académico, ni la rigurosidad al evaluar, ni si existió evaluación, ya que algunos testimonios de ‘tutores’ indican que queda librado a la conciencia de cada quien.

Con las consecuencias que esto conlleva al momento de intentar un estudio universitario o una inserción laboral que requiera de los saberes que nunca asimiló, pues el facilismo instalado por el Estado, le ahorró el esfuerzo de incorporar el conocimiento, otorgándole una validación de un estudio inexistente, convirtiéndolo en un nuevo cliente del sistema político. 

A esta situación hay que sumar que en un gran número de Provincias (Estados) se ha flexibilizado la promoción del alumno, sin haber acreditado los saberes correspondientes; esta situación trae como consecuencia una gran crisis en los primeros años de estudios Universitarios. Los rectores de dichas casas de estudios superiores manifiestan que, los ingresantes no comprenden lo que leen, y por lo tanto se hace muy difícil la asimilación de los contenidos, debiendo la Universidad suplir con diferentes cursos, lo que la escuela preparatoria no ha realizado.

 Cabe señalar, que nuestro sistema educativo contempló siempre la educación del Adulto, centros de formación que facilitaban la inclusión de aquel que, por diferentes motivos, no había podido asistir a la escuela en los tiempos de su adolescencia y juventud; también hoy desnaturalizados por estas ‘vías rápidas en la obtención de certificados de estudio’.

 Simultáneamente asistimos a un creciente proceso de ideologización a través de bibliografía editada por el Ministerio de Educación con alcance a todo el país, que resulta obligatoria para las escuelas de gestión oficial y coercitivamente se procura que los Colegios de gestión privada también los utilicen, en ella existen falseamiento de la historia y adoctrinamiento LGTB entre otras calamidades.

 En el nivel académico en Ciencias se ha disminuido notablemente, en comparación a lo que un alumno resolvía hace 70 años; ante una situación problemática del área de matemáticas, la podía resolver un niño del último año de la escuela primaria, hoy no lo hace quien finaliza la preparatoria, sólo por poner un ejemplo.

 Teniendo en cuenta que quienes nos gobiernan desde hace veinte años (excepto el periodo liberal del 2015 al 2019), son los que enarbolaron las banderas del terrorismo en la década de los años 70 y se propusieron con metas a largo plazo llegar al poder; y hoy en el gobierno, asumiendo el proyecto populista del socialismo del siglo XXI han vuelto a tomar el control de las Universidades Nacionales Públicas, donde se acentúa esta ideologización sistemática  y también la pérdida del nivel académico de décadas pasadas, a tal punto que para poder acceder a un puesto laboral se exige algún estudio de posgrado, ya que no alcanza la formación básica universitaria.

 Los niveles de pobreza educativa que viven los jóvenes dificulta cada vez más su acceso al estudio en todos los niveles, ya que estamos en una economía de subsistencia, con 100% de inflación anual y subsidios del Estado que no alcanzan a satisfacer las necesidades básicas; situación que provoca el incremento del delito y hace desaparecer toda esperanza de progreso y desarrollo humano.

 Sólo recuperando una cultura del esfuerzo en la sociedad civil y la decisión indeclinable de procurar la excelencia académica podremos alcanzar los altos niveles educativos característicos de nuestra Patria, hoy destruidos por estas ‘décadas perdidas’ que terminaron por demoler lo poco que había de responsabilidad en la enseñanza, y neutralizaron a los padres en su derecho primario a la educación de sus hijos.

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