¡Comparte con tu red!

Yanga: de esclavo fugitivo a gobernador

por | Historia

Un grupo de milicianos privado y otro virreinal persiguen a Yanga y su gente en una inhóspita selva. Él es un esclavo prófugo, líder criminal de una banda de salteadores en la más importante ruta comercial de su tiempo, la que lleva al Puerto de Veracruz.  Hace 30 años que su amo le busca sin éxito, pero su facción ha crecido y el problema de violencia e inseguridad obliga a las autoridades a intervenir con toda su fuerza. Aun así, Yanga pone a todos en jaque; emite consignas, es beligerante, es la voz de los oprimidos exigiendo libertad, emancipación… y al final lo consigue.

Los amantes de la leyenda negra, de la historia oficial, o los “progres” con agendas post modernas dicen sobre este episodio que Yanga fue el primer líder de la resistencia anti española que logró romper las cadenas de la atroz opresión del blanco europeo. Sin embargo, a esta historia le faltan detalles, contexto, datos que intencionalmente se opacan, ocultan u omiten para que, de ninguna manera, se pueda llegar a una conclusión distinta a la oficial: España es lo peor que “nos” pasó y por lo menos exigimos una disculpa pública.

Veamos. Yanga o Nyanga era africano, de la zona subsahariana de Gabón o quizás Ghana, no se sabe con exactitud; pero con este dato tenemos una pista de su pasado. Él era un príncipe tribal que, o fue desplazado desde Mauritania por los musulmanes (quienes tuvieron por siglos el monopolio en la infraestructura del comercio de esclavos en África) o bien, un enemigo de su tribu le hizo la guerra, Yanga perdió, fue vendido como esclavo al musulmán, y éste lo puso en venta en las costas predilectas de los portugueses quienes lo vendieron en América.  Su destino fue una hacienda azucarera en la Nueva España, de la cual logró huir tiempo después. Aunque escapar se consideraba robo, su dueño no denunció el delito, ni pidió ayuda a ninguna autoridad; casi en secreto, él, de su peculio, sostuvo la operación de búsqueda por 30 años, ¿cómo se explica eso?

Pues es que resulta que Gaspar, el otro nombre de Yanga, es cristiano. Hace más de 1000 años que la legislación ibérica prohíbe esclavizar bautizados. Él escapa por maltrato; 800 y pico años hacia que tal práctica se condenó. La compra de esclavos estaba sumamente restringida y se autorizaba desde la península; y su adquisición fue ilegal[1]. Así que el hacendado tenia mucho que ocultar.

Cualquier forma de esclavitud es despreciable, pero todos los pueblos y reinos de la época (indígenas, africanos, europeos, musulmanes, judíos) la consideraban. Algunos, por una raigambre evangélica mas profunda estaban cómodos con la idea de servidumbre pero no con la de esclavitud, por eso la corona hispánica desde los tiempos de los concilios de Toledo fue consiguiendo legal y culturalmente la forma más suave de esclavitud de su tiempo.

Solo los prisioneros de guerra, los traidores o los deudores (por voluntad propia) podían convertirse en esclavos. La ley garantizaba el derecho a la compra de la propia libertad, ya fuera consiguiendo un empleo remunerado, trabajando extra a “cuenta” de su manumisión, o por la obra piadosa de alguna orden religiosa. Podía pagarse al contado o a crédito, considerándosele libre desde la primera “mensualidad”.

Tenían propiedades, derecho a casarse con quien quisieran, a ser instruidos, trabajo según sexo, edad, estado, complexión; a heredar propiedades, apellidos; hubo quienes llegaron a la universidad, otros se ordenaron sacerdotes. Todas ellas prerrogativas, que para la época, eran novedosas y a la vanguardia. Por eso los esclavos de las colonias inglesas escapaban para serlo en los virreinatos hispanos, por eso no hubo barcos negreros españoles[2].

Pero sigamos con el relato. El jesuita Francisco Javier Alegre escribe que Yanga y los suyos, sin fuente de ingresos, sobreviven salteando caminos, y con los años, la situación se sale de control. Ya no es un problema local. El Virrey envía una tropa integrada por indígenas, mulatos, negros y criollos para capturarlos por el delito de pillaje. Yanga ya es viejo para entonces, su gente es la que lucha y él les apoya desde la retaguardia en una capilla donde piadosamente reza a Dios Nuestro Señor para que no sean capturados. Sin opciones de escape, el esclavo decide escribir al Virrey (es bautizado, pío, sabe escribir y conoce los mecanismos institucionales para ofrecer la rendición; y eso no lo aprendió ni en África, ni con los musulmanes, ni en el barco negrero portugués).

Decía la carta de capitulación “…que el Yanga y sus principales compañeros entregarían desde luego a todos los esclavos fugitivos que se hallasen en su campo: que para impedir en la serie el que aquella serranía sirviese de refugio a los esclavos forajidos, se les concediese a todos los libres otro puesto acomodado, no distante del que habían ganado los españoles donde pudieran alojarse con sus hijos y mujeres, obligándose a no permitir entre ellos algún negro esclavo, y a buscarlos y recogerlos por aquellos montes para entregarlos a su dueño por una corta paga. Protestaban, finalmente, que su intención no había sido faltar a Dios ni al rey, de quien eran y serían siempre muy fieles vasallos: que para conservarse en una y otra dependencia, Su Excelencia se dignase señalarles algún cura a quien reconociesen en lo espiritual, y alguno que hiciese oficio de justicia para el gobierno político de aquella población.”[3]

El Virrey Luis de Velasco lee la carta, le absuelve, le concede la libertad, le concede el nuevo pueblo, le nombra gobernador vitalicio con derecho a heredar su puesto; y para terminar, multa al hacendado azucarero por todas las ilegalidades que este hecho saca a la luz. Es 1609, así se funda lo que hoy es el municipio de Yanga, en Veracruz.

El imperio español tuvo luces y sombras. Prohibe esclavizar a los indígenas pero no a los africanos; condena el mercadeo y autoriza la adquisicion. No tienen libertad aunque pueden comprarla; están en lo más bajo de la sociedad a la vez de ser mano derecha de las autoridades; le pertenecen al amo pero tienen derechos…y voz, pues el Virrey es capaz de atenderles y concederles razón y justicia en detrimento de un peninsular.

El hacendado también tuvo sus claroscuros, a pesar de todo, instruyó en la fe a Yanga, lo bautizó y le ensenó a escribir. El que sería en el futuro Don Gaspar Yanga, gobernador de San Lorenzo de los negros, peleó por su libertad, se declaró vasallo del Rey y ofreció sus servicios para devolver esclavos fugitivos a sus dueños. Pecadores somos Señor y en el camino andamos…

————————————————————-

[1] Además de las restricciones civiles y administrativas, existían las morales. Tomas de Mercado escribe explícitamente que comete pecado mortal aquel que -aun en una adquisición legal- los mercadea, los  compra a sabiendas de maltrato o injusticia en el transporte de los mismos y quien no facilita su liberación según la ley. Cf MERCADO, Tomas de (1571) Suma de Tratos y Contratos, Cap XX Del trato de los Negros de Cabo Verde, Sevilla.

[2] Resulta realmente vergonzoso para la historia española, que después de siglos de leyes de avanzada en materia de esclavitud, ya en el ocaso del imperio español bajo la corona borbónica a mediados del siglo XIX, y cuando los movimientos abolicionistas están en apogeo, muchos comerciantes españoles entraron al negocio de la comercialización entre África y Cuba, que aun les pertenecía.

[3] https://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/historia-de-la-compania-de-jesus-en-nuevaespana-tomo-ii–0/html/4278bdd6-447c-4cf3-bd3c-1d475df618bc_5.html#I_3_

Imagen tomada de gob.mx