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Ucrania, perder o ganar

por | Internacional

En la guerra todos perdemos, aunque la historia señale un ganador, millones de muertos a lo largo de los registros lo demuestran, pero las motivaciones para pelear son innumerables, la defensa, la conquista, el agravio la esclavitud, la economía etc.

No importa cuál sea el pretexto, los muertos -rusos y ucranianos- son una ofensa grave a una sociedad civilizada que pretendemos ser, pero que en estos hechos nos regresa a las edades más oscuras de la humanidad, desde la edad de piedra hasta las terribles guerras mundiales del siglo XX, sin dejar de lado a ninguna de las guerras -reconocidas o no- que involucran problemas religiosos como la actuación de Boko Haram, en África; o ideológicas: masacrar a la oposición política en Venezuela o Nicaragua, que también cuesta muchas vidas, la mayoría de ellas sin tener culpa alguna.

La invasión rusa a Ucrania, que desato el repudio mundial contra los invasores, y el apoyo internacional a favor de los invadidos, (con excepción de algunas dictaduras, Cuba y Corea del Norte entre otras), es sin embargo muestra clara de la incompetencia de las Naciones Unidas para imponer la paz.

Por otro lado, los bloques defensivos u ofensivos: OTAN y la Unión Europea, frente a lo que quedo del pacto de Varsovia, encabezado por Rusia y con dictaduras asiáticas y americanas como aliados naturales, no pueden presentarse como pacifistas dispuestos a negociar la paz, puesto que la división evidente, los acerca más al enfrentamiento y la polarización.

Lo que inicialmente apuntaba a un conflicto de corta duración, por el que Rusia derrotaba y sojuzgaba a Ucrania, se ha transformado en una guerra de desgaste y miles de muertos a la que no se le ve solución rápida, y por el contrario, amenaza cada vez más con involucrar a otros países: la presión rusa sobre Bielorrusia, los misiles en Polonia, y las amenazas de un invierno especialmente intenso sobre Europa, en virtud de la falta de combustible para calentar los hogares más pobres, agravan la posibilidad de una solución negociada, y pareciera que no es importante el número de civiles padeciendo carestía, enfermedades y carencias múltiples, además de los miles de soldados que seguirán muriendo defendiendo a dos naciones que distan mucho de la transparencia y democracia  a la que Europa occidental y los Estados Unidos pretenden instaurar como modelo de gobierno mundial.

El peligro de que la guerra escale, esta presente, los llamados a la paz por la sede vaticana y algunos organismos pacifistas no hacen reaccionar a los líderes, que ponen condiciones que hacen muy difícil el sentarse a buscar soluciones, olvidando el dicho popular, “donde uno no quiere, dos no pelean.”

Rusia y Ucrania están lejos de América, pero en la aldea global, la desgracia de uno afecta a todos, si alguien lo duda basta ver los altos costos de combustibles, alimentos y otros insumos básicos, que como siempre que hay crisis y guerra afectan primero a los pobres y a las poblaciones más atrasadas.

No se pueden cerrar los ojos y fingir que no nos afectan este conflicto, hay que hacer lo posible al alcance da cada uno, para que los gobiernos de cualquier denominación entiendan que sin paz no hay futuro.

Conseguir la paz es el sueño de los ciudadanos de cualquier parte del mundo, que hoy asumen su responsabilidad para con nuestro planeta, pero muchos gobernantes son ajenos a este ideal, o anteponen sus propios intereses, y Putin y Zelensky por ahora están en esa categoría, y por el momento los únicos ganadores, son los fabricantes de armas, que ante la demanda aumentan la producción y con ella sus ganancias.

Millones de habitantes de los países del mundo, también son indiferentes o ignorantes de esta realidad, por lo que su compromiso por la paz no existe, debemos hacer conciencia de esto y que el clamor se eleve hasta que podamos alcanzar la meta de paz universal.

 

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