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El diálogo judeo-católico: oportunidad conjunta por el bien común

por | Religión

 

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ace unos días apareció por sorpresa en los medios la noticia de una carta que el rabino Rasson Arousi, presidente de la Comisión del Gran Rabinato de Israel para el Diálogo con la Santa Sede, en la que pidió una aclaración sobre una homilía que había pronunciado el Santo Padre el pasado 11 de agosto[1], donde se había hecho una paráfrasis sobre la carta de San Pablo a los Gálatas (Gálatas 3,19. 21-22).  Luego el Cardenal Kurt Koch, consultando con el Santo Padre, envió una carta al rabino Arousi con las aclaraciones quedando zanjando el asunto.

Esta situación se da en un contexto especial: 56 años de recorrido de diálogo judeo católico que no podemos ignorar. Para una profundización sobre este tema es imprescindible conocer las acciones de los Pontífices en este tiempo y superar por completo el desconocimiento y los estereotipos heredados de tantos años.

Las motivaciones que nos deben mover a ello no son menores: Las posibilidades de trabajo conjunto frente a la secularización y el relativismo que judaísmo y catolicismo igualmente enfrentan.

El entender y promover soluciones conjuntas ante los radicalismos religiosos que están pululando en diferentes lugares del mundo y que marcaron especialmente la historia con los atentados del 11-S que igualmente judíos y católicos sufren. Por último, debemos señalar que aún se desconocen las posibles consecuencias a futuro que tendrá en Occidente el expansionismo chino que avanza de forma veloz y constante. 

Con estas 3 realidades, las posibilidades de trabajar desde la propia identidad religiosa (judía y católica) en un ambiente de respeto y colaboración, ha ido volviéndose una realidad gracias a los pasos dados en estos 56 años y que hay que entender porque no ha sido una simple casualidad.

Este recorrido inicia en 1965 con la Declaración Nostra Aetate[2] del Concilio Vaticano II en donde la Iglesia Católica expresa su postura frente a las diferentes religiones. El apartado dedicado al judaísmo es breve pero contundente: 1. Se reconoce los vínculos con el pueblo de Abraham[3] 2. Los Apóstoles nacieron del pueblo judío 3. La Iglesia quiere fomentar el conocimiento y aprecio, además del estudio teológico 4. Se rechaza que los judíos sean responsables de la muerte de Cristo 5. Rechaza y condena el antisemitismo. 

Estas declaraciones históricas, se convierten en el punto de partida para el diálogo judeo católico que vendría por delante.  Este camino se aprecia en 3 ámbitos: a) los documentos que la Santa Sede ha publicado al respecto b) las acciones de los Pontífices c) El trabajo de los laicos con la comunidad judía en diversos lugares del mundo.

Sobre los documentos posteriores a Nostra Aetate, podríamos citar los siguientes: Pautas y sugerencias para la aplicación de la Declaración Conciliar Nostra Aetate,  del 11 de diciembre de 1974;  las Notas para una correcta presentación de los Judíos y el Judaísmo en la predicación y la catequesis en la Iglesia  Católica Romana,  del 24 de junio de 1985;  el documento Nosotros Recordamos; Una reflexión sobre la Shoá,  del 16 de marzo de 1998;  El Pueblo Judío y sus Escrituras Sagradas en la Biblia Cristiana,  del 24 de mayo de 2001;  y el documento Los dones y la llamada de Dios son Irrevocables, una reflexión sobre cuestiones teológicas en torno a las relaciones entre católicos y Judíos en el 50° aniversario de Nostra Aetate el 10 de diciembre de 2015, siendo estos los principales sin mencionar los discursos de los pontífices  de reuniones celebradas entre ambas comunidades y de felicitaciones por las fiestas judías.

También encontramos recientemente, de parte de la Comunidad judía mundial la publicación del Documento: Entre Jerusalén y Roma (לרומי ירושלים בין ופרט כלל) firmado por las autoridades judías de la conferencia Rabínica europea y el Concilio Rabínico de América y el Gran Rabinato de Israel firmado en Rosh Hodesh Adar I, 5776 (10 febrero de 2016).  

Este documento fue expuesto al público en general a principios de 2017 y en un hecho no visto antes, representantes de la Conferencia Rabínica europea, del Concilio Rabínico de América y  la Comisión del Gran Rabinato de Israel asistieron al Vaticano a presentar de manera formal y personal el documento al Papa Francisco[4].

Ante tantos documentos muchos de ellos desconocidos por la mayoría, existe una urgencia de su estudio para así entender los alcances y los límites del diálogo y evitar con ello discrepancias innecesarias.

Sobre las acciones de los Papas (San Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco), podemos enumerar las numerosas reuniones con la comunidad judía, sus autoridades rabínicas, pero sobre todo las visitas a las sinagogas, los viajes a Israel, las ofrendas florales en el museo Yad Vashem del holocausto en Jerusalén. Sobre estas visitas hay que mencionar lo significativo que ha resultado que los Papas hayan acudido al lugar más sagrado del judaísmo el Kotel o muro de los lamentos[5].   Este acto ha contribuido al respeto y a la confianza mutua.

La visita de San Juan Pablo II tiene una particular e histórica relevancia, pues además de haber sido el primer Pontífice en visitar este lugar, la carta firmada en el muro que el Papa dejó, posiblemente sea el segundo documento más sorprendente después de las declaraciones realizadas por Nostra Aetate. En este documento podemos leer una petición de perdón a Dios por el sufrimiento al pueblo judío[6]. Dicho documento se conserva actualmente en el museo Yad Vashem[7], el cual es sumamente reconocido y apreciado.

El trabajo de los laicos con la comunidad judía en todo el mundo ha sido fructífero, sobre todo en el ámbito arqueológico y educativo.  Es posible encontrar frecuentemente a judíos y católicos trabajando en el ámbito empresarial y político, así como en asociaciones civiles que implementan el bienestar y el crecimiento de estas sociedades.

Luego de este recorrido panorámico por el diálogo judeo católico es necesario valorar el antes y el después del Concilio. Antes la situación era muy distinta y hoy la cercanía que se ha logrado resulta sorprendente. Es cierto que nos congratulamos por lo alcanzado, pero debemos pensar sobre todo en las posibilidades a futuro. 

¿Será posible establecer líneas de acción conjunta que favorezcan el bien común a favor de la sociedad? ¿Podremos promover el valor de la vida y la dignidad del ser humano por compartir el mismo fundamento bíblico?  ¿Los valores comunes sobre el matrimonio y la familia podríamos defenderlos frente a los relativismos que los pretenden diluir?

Es predecible que, ante las numerosas coincidencias, el ejercicio sincero en el respeto y la confianza, así como el paulatino conocimiento mutuo, se siga desarrollando este diálogo. ¿Para qué? Para juntos trabajar en los retos y adversidades que la humanidad vaya enfrentando. Habrá que colaborar con el grano de arena de cada uno, para lograrlo.

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[1] https://www.vatican.va/content/francesco/es/audiences/2021/documents/papa-francesco_20210811_udienza-generale.html

[2] https://www.vatican.va/archive/hist_councils/ii_vatican_council/documents/vat-ii_decl_19651028_nostra-aetate_sp.html

[3] Declaración Nostra Aetate  4

[4] El Papa Francisco afirmó en su discurso: De este modo, en el curso de los últimos decenios hemos podido acercarnos, dialogando de manera eficaz y fructuosa; hemos profundizado nuestro conocimiento recíproco e intensificado nuestros lazos de amistad.

[5] Cuando el Papa Juan Pablo II visitó el muro de los lamentos ó Kotel, en el año 2000, insertó su papel con oración, que pudo ser rescatado y ahora está en exhibición en el museo Yad Vashem. El texto está redactado en inglés y dice lo siguiente:

[6] God of our fathers,

You chose Abraham and his descendants

to bring your Name to the Nations:

we are deeply saddened

by the behaviour of those

who in the course of history

have caused these children of yours to suffer,

and asking your forgiveness

we wish to commit ourselves

to genuine brotherhood

with the people of the Covenant.

Jerusalem 26, March 2000

Johannes Paulus II

[7] https://www.yadvashem.org/yv/es/exhibitions/bearing-witness/featured_artifacts_john_paul_II.asp

 

Autor

  • Ricardo Próspero Morales Arroyo

    Maestro en Ciencias de la Familia por el Instituto Juan Pablo II de Estudios para el Matrimonio y la Familia. Fue titular de la Cátedra en Ecumenismo y Diálogo Interreligioso de la Universidad Anáhuac campus Norte del año 2010 al 2014. Fue coordinador académico de la Comisión de Comunión de la Conferencia del Episcopado Mexicano en el año 2016 y delegado oficial de México en el evento interreligioso del grupo MIKTA (México, Indonesia, Korea, Turquía y Australia) titulado: Interfaith and intercultural dialogue. @RichProspero