La batalla del lenguaje

Un católico comprometido lo primero que tiene que hacer es llamar a las cosas por su nombre, pues la batalla del lenguaje es una batalla también importante, y llegados a este punto hay que insistir en que una familia es exclusivamente la formada por un hombre y una mujer (el resto no es familia, pueden ser asociaciones, grupos de personas del mismo sexo,…).
Del mismo modo no es matrimonio aquel que no esté formado entre un hombre y una mujer, matrimonio que viene del latín matrimonium cuya raíz es mater/matris (madre) es absolutamente imposible que esté formado por dos hombres, por no decir que la palabra matrimonio tiene evidente vinculación con el Sacramento, por lo que la sodomía y el matrimonio son absolutamente incompatibles.
Por supuesto es aborto, y no interrupción del embarazo, el asesinato de un bebé, pues no puede volver a reanudarse, por no hablar de las secuelas que dejará a una madre haber matado a su propio hijo. Es importante enseñar también como es masacrado el bebé, envenenado, despedazado, algo que si se hiciese con animales sería inmediatamente prohibido.
Pero ahora viene mi batalla favorita (y también la del lobby lgtbi) “educación sexual”, ésto es o debería ser educación biológica, y no adoctrinamiento.
En esta batalla por el lenguaje podemos llegar a casos como el de Castellón (España) donde con el dinero de todos, dinero público, y bajo el amparo de la mal llamada “educación sexual” imponen a niños desde 11 años libros con contenidos como: “Si estás full… con tres gin-tonics encima, una raya de coca y compartís un porro, eso es una fiesta de toda la vida” o “Puedes encontrarte a un pasivo dominante que, por ejemplo ate a otro hombre en la cama, le coma la p.., mientras lo obliga a lamerle el c…, y al que luego se le suba encima para penetrarse en un cowboy. El pasivo, botando sobre el n…, abofetea y escupe al activo y lo reta, a ver si eres capaz de aguantar como un semental la cabalgada que le estoy dando” (extractos extraídos del libro Gay Sex, libro con el que posa la concejal de Cultura del Ayuntamiento de Castellón, páginas 208 y 215) por no hablar del capítulo dedicado a recetas para cocinar con semen.
Esto es tan fuerte que cuando mencioné estos contenidos en la televisión pública española el presentador (con buen criterio) me interrumpió para pedirme que no dijera “estas cosas” pues el programa, de gran audiencia, podrían estar viéndolo también niños, a lo que respondí que entonces a esos mismos niños tampoco se le puede enseñar en los colegios semejante barbaridad.
Desde Abogados Cristianos interpusimos una demanda y cautelarmente pedimos que no se repartiesen esos libros a los niños y a los colegios donde estaba previsto, lógicamente la juez y el fiscal nos dieron la razón, y entonces empezaron a pasar “cosas curiosas”, de repente un juez que estaba de vacaciones suspendió sus vacaciones para sustituir a la juez que nos había dado la razón y en contra del criterio de la fiscalía y en tiempo récord anuló la resolución de la juez anterior y permitió el reparto de libros.
El argumento del nuevo juez para permitir el reparto de libros entre los que podemos encontrar títulos como “chaperos en el Vaticano” o “Al Obispo de dan por el c…” o “Buscando po… mientras paseas”, era que la ley lgtbi en vigor permitía difundir y adoctrinar a niños desde 11 años en semejantes contenidos, entonces, como Dios no pone obstáculos, sino que nos brinda oportunidades, encontramos en dicho argumento del juez sustento válido para ir contra esas las leyes lgtbi, es decir, que íbamos contra el camello y un juez nos puso en bandeja al capo, aunque, claro está, esa no era su intención.
Al final, los padres se enteraron de la barbaridad que querían enseñar a sus hijos y evidentemente se negaron, la demanda aún la estamos peleando, y la concejal es muy posible que pierda las elecciones, todo ello es la prueba de que ganemos o no las demandas, el que lucha en el bando de Dios siempre gana, pues solamente hay que dar la batalla y dejarlo todo en sus manos.
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