Educación: tarea de padres y maestros

“La educación o es integral o no es verdadera educación” Alfonso Reyes.
Si no nos decidimos como Padres de Familia, como Maestros a formar a las nuevas generaciones como personas con valores y virtudes, es decir personas íntegras y en consecuencia buenos ciudadanos, pagaremos caro las consecuencias -como ya lo estamos viviendo-, debido principalmente al lamentable descuido de la familia y la escuela; y de la misma sociedad que impulsa un estilo de vida alejado de todo valor o norma moral y ética.
Podemos partir de la claridad y orden en los conceptos de la educación: estrictamente la educación es la acción de formar, guiar, conducir, aconsejar, acompañar, trascender, respetar, conformar, con miras a la perfección y al conocimiento. Educere es sacar de dentro de una persona sus potencialidades y virtudes. Inducere es introducir, inculcar valores y conocimiento a la persona.
Por otra parte, hablar de integralidad es considerar a la persona en todas sus dimensiones, en todos sus ámbitos, (espiritual, corporal, afectivo, emocional, intelectual; en el ambiente social, familiar, global, ecológico, histórico, etc.) hablar de integridad es hablar de un todo, ser íntegro, ser entero, ser de una sola pieza debiera ser una de las más grandes aspiraciones de la humanidad.
La integridad es un estilo de vida. ¡Es un sistema de guía interno que nunca lo guiará por mal camino! (Kelley Kosow).
Parece un camino sencillo, una receta fácil de seguir, pero ¿en qué hemos fallado?, ¿por qué México se encuentra en los últimos lugares de aprovechamiento y de cultura a nivel mundial?, ¿por qué la desigualdad, inseguridad, injusticias, desempleo, crisis económica y tantos problemas que aquejan a nuestra sociedad?
Sin duda hemos fallado como Padres de familia, como maestros, ha fallado el gobierno, ha fallado el estudiante mismo. La mejor forma de educar es con el ejemplo, la palabra convence, pero el ejemplo arrastra… en una palabra congruencia, la casa debe ser la primera escuela y la escuela debe ser la segunda casa.
Hemos escuchado en repetidas ocasiones que en la casa se aprende a amar a respetar, a convivir en armonía, se aprenden las primeras normas, las primeras palabras que bautizamos como mágicas: “gracias-por favor- con permiso”; es decir se va formando la moral. En la escuela se vive este aprendizaje y adicionalmente nos enseñan a leer a escribir, sumar, restar, multiplicar, etc.
Los padres de familia han perdido la vocación de educar y guiar a sus hijos, porque no han sido congruentes con el ejemplo: familias divididas padres divorciados, padres o madres solteras, tendencias homosexuales o alcohólicas, corruptos y violentos.
¿Cómo inculcar valores en los hijos si no hay congruencia? Recordemos que la familia sigue siendo la base de la sociedad de donde surgen los buenos o malos ciudadanos; si no cuidamos a la familia la sociedad puede colapsar.
Los maestros parece que también han perdido la vocación de educar y formar; el maestro debería ser ante todo sinónimo de ejemplo, congruencia, entrega, sacrificio, debe entender y valorar la grave responsabilidad de los alumnos que tiene en sus manos para modelar de la mejor manera.
El gobierno actual de México se ha encargado de introducir ideologías raras, de quitar todo tipo de apoyo a la educación en general y particularmente a la educación integral; no más guarderías, no más escuelas de tiempo completo, impulso a “universidades patito”, sumado esto a una reforma educativa que busca acabar con todo valor humano y espiritual; sí, la educación debe ser laica pero no atea o anti religiosa.
A pesar de toda esta difícil situación, las escuelas (instituciones educativas- universidades) siguen siendo según consulta Mitofski las mayormente aceptadas y de mayor confianza en la sociedad, (después del Ejército según encuesta realizada en 2020).
Hay esperanza, la sociedad confía en que con una buena educación las cosas puedan mejorar, le toca responder a las instituciones educativas a esa confianza y nos toca como sociedad exigir que sigan cumpliendo con su misión, dejando de lado intereses políticos.
Es de suma importancia el involucramiento de toda la sociedad en la formación de las nuevas generaciones, pareciera que la participación social en el tema educativo se reduce a la invitación de la propia instancia educativa y no a la propia iniciativa compromiso o involucramiento de los padres, por ello será importante fortalecer las escuelas para padres y las propias asociaciones de padres de familia tales como la UNPF (Unión Nacional de Padres de Familia: que con varios años de experiencia y trabajo puede ser una guía para el trabajo coordinado) cuyo objetivo sea precisamente el trabajo coordinado con la escuela, maestros y el gobierno para poder exigir y dar la mejor educación para los niños, adolescentes y jóvenes.
Además de que entre los propios padres de familia se pueda fomentar la comunicación y el compartir experiencias sobre la educación de los hijos con amor, responsabilidad, libertad y trabajo coordinado.
Sin duda puede ser una forma de aprender, jugar, crear y divertirse en familia, que la escuela se convierta en segundo hogar, que la escuela se recupere como un espacio para la sana convivencia, que ayude a mejorar las relaciones y fortalecer los lazos de solidaridad para acabar con las conductas violentas (bullying) que tanto afectan a nuestra sociedad.
“Todos los elementos de la superestructura de la sociedad (el Estado, el derecho, la ideología, la moral, la religión, el arte y la cultura, la ciencia y demás), participan de una u otra forma en la Educación” (Blanco, Antonio. 2001, p. 45).