Tres conflictos de interés geopolítico: Filipinas, Nigeria y Afganistán

Los conflictos armados son una realidad de la política internacional que conviene analizar con mirada prospectiva, tratando de comprender su alcance. Si bien es cierto que Ucrania mantiene la atención mediática, seleccionamos tres escenarios que ayudan a comprender las dinámicas actuales de la geopolítica: Filipinas, Nigeria y Afganistán. Con una intensidad de violencia desigual, lo que allí ocurre manifiesta los intereses que están en juego, los actores que participan, tanto directa como indirectamente, y los devastadores efectos en sus respectivas regiones. Haití, Líbano, Yemen, Sri Lanka, Irak, la República Democrática del Congo, Nagorno-Karabaj, Kosovo o la región africana del Sahel han quedado eclipsados por el conflicto que mantienen Rusia, directamente, y Estados Unidos, indirectamente, en el Este de Europa. Los tres conflictos que vamos a analizar marcan de una forma singular las agendas de África, Asia Central y Asia-Pacífico. Cabe señalar que la situación internacional es muy compleja, que todos estos acontecimientos se están sucediendo con mucha velocidad, y que la incertidumbre ante los posibles escenarios futuros afectará a un mundo que necesita estar conectado.
Filipinas
Si Asia-Pacífico se configura como el nuevo centro geopolítico global, lo que ocurre en esa región afectará a su desarrollo. De ahí la importancia que adquiere Filipinas y sus desafíos, tanto internos como externos. En 2017 grupos islamistas asaltaron la ciudad de Marawi en Mindanao, la segunda isla más grande del archipiélago que alberga la mayor comunidad musulmana (5 millones y 5 % de la población total del país). El mayor desafío es que surja un Estado islámico en el sudeste asiático. Un hecho significativo ha sido la formación y consolidación de la denominada Región Autónoma de Bangsamoro en el Mindanao Musulmán.
El nuevo gobierno del presidente Ferdinand Marcos Jr, hijo del dictador, sucedió en junio de 2022 a Rodrigo Duterte con más del 50 % de todos los votos. Es necesario una política pragmática: retomar su alianza con los Estados Unidos de América, debilitada por Duterte, y fomentar las relaciones económicas con China. La estabilidad de Filipinas es clave para los intereses políticos, económicos y estratégicos de Pekín y de Washington. A cambio, implica fomentar el desarrollo económico y aumentar la seguridad frente el terrorismo islámico. Las Fuerzas Armadas han ido eliminando a los distintos líderes. Otros dos factores limitan la emergencia del yihadismo: la independencia de las distintas facciones, que dificulta la unificación bajo un solo emir, y el componente étnico, que es más determinante que el político-religioso.
Nigeria
En las próximas décadas Nigeria duplica su población y alcanzará los niveles de densidad de India. Este emergente y rico país africano se encuentra con el problema de la negociación del acceso a la tierra. Los recursos naturales y las oportunidades económicas no sólo atraen a las inversiones extranjeras sino también a organizaciones armadas mediante secuestros y asaltos. Bandas como Boko Haram, Estado Islámico o Al Qaeda compiten por el dominio de rutas y accesos en busca de financiación. En amplias zonas han conseguido someter a las fuerzas de seguridad estatales y emergen como el actor que asume el poder en todas sus dimensiones. Al integrar a la población local dificulta aún más la neutralización de su influencia.
Lo que ocurre en Nigeria, que es la principal potencia de la región, no conoce fronteras y generará una proliferación de conflictos armados no estatales, protagonizados por grupos insurgentes y comunales que luchan entre sí, envueltos con grupos yihadistas.
Afganistán
Estados Unidos no pudo lograr los objetivos políticos y tras veinte años de una presencia que resultó estratégicamente agotadora, tuvo que rendirse ante los talibanes. La república islámica que surge en agosto de 2021 no ha sido capaz de consolidar completamente su poder ante las tensiones internas y los grupos opositores. El vacío que ha producido la salida de los norteamericanos ha sido rellenado con celeridad por otros actores en la escena internacional y de ahí el interés de Emiratos, Catar, Turquía, Paquistán, Irán, China o Rusia por estar presentes en lo que se pueda.
Por su situación geográfica, los países fronterizos necesitan un vecino estable para proteger sus intereses. El gobierno talibán lo sabe y su no expansionismo territorial hace que sea una amenaza geográficamente limitada.
La nueva situación convierte a Afganistán en un reclamo óptimo para organizaciones relacionadas con el proyecto yihadista, como una base estable y segura. Ante la ausencia de un mínimo desarrollo económico, la multimillonaria industria de la droga es determinante. La situación del nuevo emirato es inestable y su supervivencia depende del equilibrio de etnias y de quienes durante años fueron los “señores de la guerra”. Desde esta perspectiva, lo que ocurre con la población o con los derechos humanos resulta de poco relevante.
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