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Asia-Pacífico, el nuevo centro geopolítico

por | Internacional

Las dinámicas de poder que se suceden en el ámbito internacional están generando una nueva configuración geopolítica. Destacan dos actores: uno en posición de liderazgo, Estados Unidos de América, y otro, China, en una proyección emergente incuestionable. En medio está el Océano Pacífico, pues ambos comparten sus costas y sus rutas marítimas. Esta transformación se orienta hacia una competición de grandes potencias. Rusia es una potencia regional pero no tiene una influencia a nivel global, y lo mismo ocurre con países como Brasil, Nigeria o la India, que en sí misma es como un continente.

 Si Washington y Pekín son el epicentro de los dos grandes actores, eso significa que el escenario geográfico del Pacífico se convierte en el gran tablero mundial. Por esa razón, se ha dado el giro de poder hacia la región de Asia-Pacífico, desplazando el centro de hegemonía que mantenía Occidente, y en concreto, Europa.

Desde un punto de vista más amplio, por el peso específico que tiene Nueva Delhi, se podría hablar del Indo-Pacífico pero, de una u otra forma, el equilibrio sigue estando entre los dos gigantes que mantienen una influencia determinante a nivel global.

 La pregunta que cabe hacerse es dónde está el centro del centro. Si Asia-Pacífico se configura como el escenario donde reside el poder mundial, ¿dónde cabría ubicar su epicentro? Nos referimos al mayor océano del mundo, con una superficie del doble que el Atlántico, que une Asia, América y Oceanía. Desde una perspectiva geopolítica, la clave son las rutas navales, de las materias primas, las comerciales y la ubicación de los principales puertos. También de los puntos donde se ubican las bases navales, pues economía y seguridad se necesitan mutuamente. Los dos actores generan una estructura atendiendo a sus intereses y al contexto global, y van definiendo sus estrategias mediante el empleo del poder en un cambio permanente y rápido.

 China y EEUU tienen la voluntad y la capacidad de ejercer poder e influencia más allá de sus fronteras. Los instrumentos de dicho poder son la diplomacia, la capacidad militar, los recursos económicos y el denominado soft power.

La diplomacia estaría integrada por la información y la inteligencia; la economía por el músculo financiero, la tecnología y la innovación; y el poder blando por la persuasión, que es el resultado de la atracción y la seducción. Esto permite legitimar conductas como es el caso de un uso puntual o prolongado del uso de la fuerza. Ejemplos de esto sería la presencia militar norteamericana durante dos décadas en Irak y Afganistán, o la creación de islas artificiales sobre rocas o arrecifes cerca de la superficie del agua y estratégicamente ubicadas a lo largo de las rutas marítimas, asegurando a China una soberanía sobre 200 millas náuticas en cada una de ellas, por todo el Mar de China Meridional.

Revés para Pekín (y Taipéi) en el Mar del Sur de China - Real Instituto  Elcano

Los avances de China creando islas artificiales en las aguas de Asia-Pacífico muestran la importancia geoestratégica del Mar de China Meridional. (Imagen de Wikipedia)

 

 El poder y no las reglas es lo que marca la realidad política internacional. Los organismos internacionales se convierten en medios para buscar equilibrios sobre los intereses. Como estructuras de poder, soberanía y orden, se imponen como una necesidad. Y como el poder es el factor determinante en la consideración de una gran potencia, esto les permiten mantener su estrategia en solitario en el caso que otras estén unidas contra él. Los hechos confirman que son capaces de controlar un área más grande que sus confines regionales y tener intereses proyectados a escala global. Además, son reconocidas formal e informalmente como tales, debido a los numerosos niveles de participación en el ámbito internacional. Ejemplos como la Organización de Naciones Unidas y su Consejo de Seguridad (ONU), la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS) o el Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC), sirven para medir la influencia de sus principales actores.

 Asia-Pacífico va a ser el centro de la economía global pues concentra ya a tres mil millones de habitantes y el 50% del producto interior bruto mundial. Esta predicción no es todavía una realidad pues en la zona atlántica siguen los principales centros de poder, como son las primeras Bolsas, las sedes sociales de las mayores empresas, las universidades más prestigiosas y los principales núcleos de investigación, a excepción de California y Japón. A pesar del enorme crecimiento de China, Estados Unidos mantiene en la región una influencia determinante gracias a su poder económico y financiero (el dólar sigue siendo la principal moneda de transacción); su presencia militar, con flotas, bases navales y tropas (Corea, Japón); y sus alianzas diplomáticas (Taiwán y Filipinas). Un enfrentamiento armado por la potencia mundial es un juego de “suma cero”, pues la capacidad nuclear lo hace imposible, así que la dinámica será un equilibrio entre la necesaria cooperación, la constante competencia y la puntual confrontación mediante terceros.

 Si Asia-Pacífico es el centro, podríamos afirmar que el centro geopolítico, podría ser el Mar del Sur de China, incluyendo el estrecho de Taiwán. El “Made in China” es la expresión de la nueva Ruta de la Seda (One Belt, One Road) con su agenda propia de 2050, y todo pasa por ahí.

El mundo que se está configurando ya no va a tener al meridiano de Greenwich como referencia porque el eje ha cambiado definitivamente, y así convendría modificarlo en los mapas, tanto el que se enseña en los colegios como el que se muestra en las instituciones y las empresas. Hay una nueva geografía del poder y su epicentro ayuda a comprender sus consecuencias.

 

Autor

  • Gabriel Cortina

    Diplomado en Altos Estudios de la Defensa Nacional por el Centro Superior de Estudios de la Defensa Nacional (Ministerio de Defensa, España). Analista de asuntos estratégicos de seguridad, especializado en política de defensa.