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Mirada hacia el horizonte

por | Internacional

Sé por los libros de Historia que el peso y el dólar estuvieron alguna vez a la par, lo que sí está en mi memoria es que el cambio de pesos a dólares era de unos ocho pesos por cada dólar y que en una Semana Santa subió a doce pesos con cincuenta centavos.

Este cambio permaneció así por años, hasta que iniciaron las serias devaluaciones provocadas inicialmente por la política económica de Luis Echeverría que siguieron torpeza tras torpeza y finalmente obligaron a quitar tres ceros al valor con Salinas, es decir ya habíamos rebasado los mil pesos por dólar. Nuevamente se inició un deslizamiento a la baja entre errores y ajustes para llegar a un cambio de veinte pesos, centavos más, centavos menos. Mi experiencia era que la dispar economía con nuestro vecino del norte haría que siempre los movimientos de valor fueran a la baja.

Sin embargo, tiene varios meses que el cambio ha ido en el sentido opuesto, el valor del dólar ha descendido a diecisiete pesos y centavos. Un cambio de esta naturaleza no es una simpleza. ¿es decir que nuestra economía se ha fortalecido al grado de que nuestra moneda vaya tomando valor frente a la otra divisa? O ¿será que el dólar está perdiendo valor en el marco de la economía mundial?

De acuerdo con la información financiera disponible, tal parce que es lo segundo.

Efectivamente, ya no resulta obvio que las transacciones internacionales forzosamente deban hacerse en dólares. Poco a poco se van situando en el mercado otras divisas con las cuales se puede trabajar. Los cambios en el entorno mundial son, sin duda, signos que no deben ignorarse.

Sin ser la economía campo de mí especialidad, estoy seguro qué hay indicadores que alertan la marcha de la historia.

Todo esto me permite mostrar que hay señales de que la hegemonía ejercida estos últimos años por los Estados Unidos camina a su fin. Apreciación que ha abierto el debate acerca de qué país podría convertirse en la nueva nación hegemónica.

Por ello vale la pena mirar un poco la historia. Efectivamente el tema de la hegemónica es muy atractivo para discurrir, solamente que hay que recordar que aun durante la muy clásica época del Imperio Romano, también era China una nación hegemónica, claro, en esa época las distancias y medios de comunicación separaban eficazmente las regiones, pero, en más de una ocasión en la historia más cercana ya ha habido más de un polo hegemónico.

Fueron dos polos España y Portugal, con Holanda e Inglaterra siguiéndolos de cerca. Igualmente, en los mejores tiempos del Imperio Británico, la Rusia zarista era otro polo hegemónico. El famoso trabajo de H. MacKínder sobre geopolítica los llama el oso y la ballena, refiriéndose a Inglaterra como la ballena por su dominio del mar y Rusia el oso dueño de un excelente lugar en la isla continente.

No necesariamente tiene que surgir una sola nación hegemónica, porque bien pueden ser varios polos regionales. Por ejemplo: India podría ser sin duda un candidato para formar un par dialéctico con Estados Unidos.

No hace mucho que en los noticieros ocupó un lugar el dato que India, este país centro del subcontinente asiático, había sobre pasado a China en cantidad de población. Es decir, la India, la mayor democracia por número de habitantes, es el país con más población en la actualidad. Ciertamente con una enorme disparidad cultural y económica entre sus ciudadanos, pero con importantes grupos de desarrollo intelectual y económico.

Las operaciones mercantiles activas por regiones propician la integración económica y cultural de zonas geográficas que suelen generalmente ser conducidas por un país líder que ejerce una cierta hegemonía y que al disminuir la influencia imperial van tomando más y más poder.

India luce como un líder regional en el Oriente con influencia que llega a África, Oceanía y parte de Europa. En América continuará por algún tiempo los Estados Unidos con influencia en este continente y otra parte de Europa.

Por supuesto que el conflicto Ucrania–Rusia es un incordio que aún no sabemos cómo pueda resolverse en este horizonte histórico.

Dios nos proteja.

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