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Qué sí son las redes sociales digitales

por | Tecnología

Cuando escuchamos “redes sociales” casi automáticamente pensamos en Facebook, Twitter, Instagram, etc. Damos por hecho que el concepto se refiere a plataformas digitales disponibles en celulares o computadoras. Pero no es así. ¿Por qué y cómo llegamos a esta popular pero errónea concepción?

Las redes sociales existen desde que el ser humano existe. Nuestra naturaleza nos hace buscar relaciones con otras personas empezando con la familia y luego con los grupos que forman otras personas (léase: empresas, clubs, grupos de amigos, gobierno, y un largo etcétera) y con distintos propósitos: formación, emoción, espiritualidad, economía, entre otros.

En la mayoría de la historia ha sido la comunicación oral el principal y más sencillo canal de relaciones humanas, luego inventamos la escritura que da permanencia a las ideas; la escritura se perfecciona con herramientas sofisticadas que agilizaron su producción y distribución, de manera tal que pasamos de tablillas de arcilla a periódicos y libros hasta llegar al siglo XX con la invención del telégrafo que transmite pulsos eléctricos traducibles en texto, mediante extensas redes de cables tendidos.

En 1879 Guillermo Marconi puso a prueba un aparato telegráfico sin cables que envió sonidos y surge la radio, así ya no era necesario codificar pulsos eléctricos, sino que las palabras se trasladaban de forma directa. Imagina la revuelta que era escuchar el mensaje de Navidad del Papa en vivo, cuando apenas unos años antes no sabías ni quién era el Papa.

Después, en 1927 se logró transmitir sin cables y de forma simultánea audio e imagen; nace la televisión que marcó el culmen -se creyó- de la comunicación humana tecnificada. Hasta este punto la comunicación era unidireccional, es decir, alguien hablaba y la audiencia escuchaba.

Lo que internet logró fue ampliar el espectro de la comunicación y las relaciones humanas combinando tecnología con y sin cables.

Ahora la comunicación es auténticamente global y multidireccional, las audiencias y los emisores se multiplicaron exponencialmente: basta tener un celular con conexión a internet para transmitir audio, video, imágenes, texto y cualquier tipo de información, situación posible gracias a las economías de escala que pusieron un smartphone en los bolsillos de las mayorías urbanas.

A decir de Umberto Eco, las actuales redes sociales tecnificadas y tan disponibles, dieron voz a todos, a riesgo de difundir mentiras o tonterías [1]

Esta fase de la comunicación que vivimos fue posible gracias a que personas visionarias y bien financiadas comprendieron el potencial de las relaciones humanas mediante herramientas tecnológicas de fácil acceso y bajo costo. Diseñaron sistemas que nos permiten relacionarnos como siempre lo hemos hecho, pero con más personas, más empresas, más gobiernos, más grupos, más intereses y más causas, todas al mismo tiempo, instantáneamente, sin escalas y sin horarios.

Por todo lo anterior, podemos definir que las redes sociales son un fenómeno humano de intercambio de relaciones, facilitado a través de las habilidades naturales de comunicación y potenciado por herramientas tecnológicas en contextos complejos, dinámicos y cada vez más diversos.

Y al hablar de contextos complejos es importante recalcar que las plataformas digitales de redes sociales son NEGOCIOS. No fueron creadas para facilitarnos la comunicación, fueron creadas para captar información clave, interpretarla y darle uso práctico.

Facebook, la primera red social tecnológica, fue un experimento en la Universidad de Harvard mediante el cual los alumnos intercambiaban información sobre exámenes, valoraciones de profesores, chismes escolares y noticias relevantes para esa comunidad.

Estas plataformas digitales hicieron de la necesidad de relacionarnos e informarnos, un negocio: captan información de tus gustos, intereses, causas e ideas; te permiten publicarla gratuitamente y procesan las reacciones generadas. Con estos datos se pueden crear perfiles muy precisos de cada usuario de la red social, útiles para publicitar productos, servicios o ideas.

La clave es la forma en la que se procesan los millones de datos almacenados, de manera que lo que vez en la pantalla sea cada vez más cercano a lo que esperas ver. Los algoritmos te edifican un pequeño “mundo rosa digital” creado a partir de tus preferencias y acciones, pase lo que pase en la realidad.

El margen de maniobra es tan grande que frecuentemente los programadores detrás de las redes sociales de internet muestran lo que ellos quieren de acuerdo con su ideología, como el caso del referéndum para legalización del aborto en Irlanda[2] o la filtración de datos de Cambridge Analytica[3].

El tamaño de estos negocios llega a tal punto que son equiparables con una nación por su valor económico, cantidad de usuarios e influencia política global, y sus Políticas Comunitarias son el equivalente a una Constitución. Naturalmente este hecho abre debate sobre la ética en la comunicación, censura, límites legales y el poder estratégico de estos negocios, temas de la siguiente entrega.

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[1]El filósofo italiano textualmente afirmó que las redes sociales dieron palabra incluso a legiones de imbéciles que antes hablaban en un bar después de una copa de vino, sin dañar a nadie, pero ahora se les da tanta relevancia como a un Premio Nobel https://www.lastampa.it/cultura/2015/06/11/news/umberto-eco-con-i-social-parola-a-legioni-di-imbecilli-1.35250428/

[2]“ Facebook bloquea en Irlanda anuncios del extranjero sobre el referéndum en torno al aborto”  https://elpais.com/internacional/2018/05/08/actualidad/1525795975_449792.html

[3] “Cambridge Analytica: la multa récord que deberá pagar Facebook por la forma en que manejó los datos de 87 millones de usuarios” https://www.bbc.com/mundo/noticias-49093124

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