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Participación ciudadana, polarización y diálogo político

por | Política

Estos dos fenómenos tienen una gran relevancia en los procesos electorales. La participación ciudadana se refiere al conjunto de actividades que realizan los ciudadanos para ejercer su derecho al voto y para incidir en las decisiones políticas que les afectan. La polarización política se refiere al fenómeno por el cual la opinión pública se divide en dos extremos opuestos, lo que puede generar una falta de diálogo y consenso entre los ciudadanos.

La participación ciudadana es un elemento fundamental para el fortalecimiento de la democracia, ya que garantiza que los resultados electorales reflejen fielmente la voluntad popular y que los gobernantes y legisladores rindan cuentas ante los ciudadanos. La polarización política, en cambio, puede tener un impacto negativo en los procesos democráticos, ya que puede dificultar el diálogo y el consenso entre los ciudadanos y entre las fuerzas políticas, lo que eventualmente afecta a la calidad y la estabilidad de la democracia.

En este artículo se analizan algunos ejemplos de cómo estos dos fenómenos han influido en los procesos electorales de distintos países, con especial atención al caso de México y las elecciones del Estado de México de 2023.

Cuando la opinión pública se divide en dos extremos opuestos, las voces moderadas pierden poder e influencia. Esto dificulta a los actores a llegar a acuerdos y tomar decisiones políticas. Un ejemplo de cómo este fenómeno puede afectar los procesos democráticos es el caso de Estados Unidos, donde ha aumentado en los últimos años. En este país, los votantes republicanos adoptan posiciones más conservadoras y los demócratas, posiciones más progresistas, en consonancia con el paquete ideológico de sus respectivos partidos. Además, los sujetos que dentro de un partido mantienen posiciones discrepantes o más moderadas sobre algunos temas son vistos con rechazo por el resto del grupo.

Otro ejemplo es el caso de Brasil, donde la polarización política ha llevado a una intensa división entre los ciudadanos. Este fenómeno se ha manifestado tanto en las calles como en las urnas, con protestas masivas contra o a favor del gobierno y con elecciones marcadas por el enfrentamiento entre el expresidente Jair Bolsonaro y Luiz Inácio Lula da Silva.

La polarización en Brasil tiene varias causas, entre ellas las desigualdades sociales, la corrupción política, la crisis económica y sanitaria provocada por la pandemia del coronavirus y las influencias externas de otros países o actores políticos.

En España también se ha observado un aumento del antagonismo político. En este país, este fenómeno se ha disparado y ha llevado a una mayor crispación y desconfianza en las instituciones. El antagonismo en España es más fuerte en cuestiones ideológicas e identitarias que en políticas públicas concretas.

De la misma forma en México se ha observado un aumento del fenómeno de la polarización, que se ha intensificado desde que Andrés Manuel López Obrador llegó al poder en 2018 con su proyecto de la Cuarta Transformación. El presidente mexicano ha dividido a la población entre sus simpatizantes y sus detractores, entre quienes lo ven como un líder honesto y comprometido con el pueblo y quienes lo acusan de autoritario, populista e inepto.

El presidente mexicano también ha confrontado con diversos sectores sociales, económicos y políticos, como los medios de comunicación, el sector empresarial, los organismos autónomos y la oposición. El presidente mexicano ha defendido su gestión como un esfuerzo por combatir la corrupción, reducir la desigualdad, fortalecer la soberanía y transformar el país.

En México, las elecciones del Estado de México de 2023 fueron un ejemplo de cómo la participación ciudadana puede influir en los resultados electorales. Estas elecciones, organizadas por el Instituto Electoral del Estado de México (IEEM) en coordinación con el Instituto Nacional Electoral (INE), se llevaron a cabo el domingo 4 de junio de 2023. La ganadora de estas elecciones fue la candidata Delfina Gómez Álvarez de la coalición Juntos Hacemos Historia en el Estado de México, integrada por los partidos Morena, PT y PVEM.

La victoria de Delfina Gómez Álvarez se explica por varios factores, entre ellos el comportamiento del voto por edades, sexo, escolaridad e ingreso, que se parece mucho a las preferencias electorales rumbo a 2024. Los jóvenes se inclinan por MORENA y los mayores de 50 años presentan más competencia.

Los estratos más escolarizados y de más ingreso, que en 2017 votaron por Delfina Gómez para que sacara al PRI, ahora en 2023 votaron por Alejandra del Moral para evitar que ganara MORENA.

En la zona rural siguió ganando el PRI con sus aliados al igual que en 2017. La aprobación de López Obrador fue determinante, quienes lo aprueban votan claramente por Morena y los que no lo aprueban votaron contra Morena. El tema de «corrupción» si funcionó a la candidata del Moral, ya que quienes consideraron que es el principal problema, votaron en forma muy pareja por ambas, con ligera ventaja para la candidata priista.

La clase media juega un papel importante en los procesos electorales ya que representa una parte significativa del electorado y tiene un alto nivel de participación política. La clase media también tiene un mayor acceso a la información y una mayor capacidad para influir en las decisiones políticas.

En conclusión, este artículo ha mostrado cómo la participación ciudadana y la polarización política son dos fenómenos que tienen una gran relevancia en los procesos electorales. También ha mostrado cómo estos fenómenos pueden tener un impacto positivo o negativo en los procesos democráticos, dependiendo de cómo se gestionen y se canalicen.

Por ello, es relevante fomentar el diálogo político entre los ciudadanos y entre las fuerzas políticas, para evitar que la polarización se convierta en un obstáculo para la democracia y para buscar soluciones a los problemas comunes.

El diálogo político es una herramienta de gran importancia para disipar la tensión política, para promover el entendimiento mutuo, para construir confianza y legitimidad, para facilitar el consenso y el compromiso, y para impulsar la transformación de los conflictos.

El diálogo político requiere de una actitud abierta, respetuosa, crítica y constructiva, así como de una disposición a escuchar, a argumentar, a renunciar y a reconocer. El diálogo político también implica una responsabilidad ética con el interés público, dentro del marco institucional y con la sociedad más justa y democrática que se desea.

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