El temor del presidente López

En la concentración del domingo 26 de febrero de 2023, por una rendija de las ventanas de Palacio Nacional, se asomaba López Obrador aterrado al ver el Zócalo abarrotado, incluyendo todas las calles de acceso con miles de ciudadanos libres, manifestando nuestro rechazo al llamado plan B de una reforma electoral retrógrada e inconstitucional.
La manifestación se dirigió también a la Suprema Corte (SCJN), para dar a los ministros una muestra de confianza, esperando que sea esta institución la que frene lo que representa una iniciativa antidemocrática de López Obrador, que pretende regresar 50 años el reloj de la historia democrática de nuestro país.
De acuerdo con la Constitución, el gobierno recae en tres poderes distintos e independientes; en 2018, el partido del presidente alcanzó una holgada mayoría en ambas cámaras, afortunadamente en la de senadores, sin mayoría calificada. La SCJN tiene que hacer valer su poder republicano, para alcanzar el equilibrio democrático y justo que ordena la Constitución.
El presidente López Obrador ha enviado varias iniciativas a la Cámara de Diputados (HCD) con claras violaciones a la Constitución, ordenando al grupo parlamentario de su partido y aliados aprobarlas, sin cambiar “ni una coma”.
Estos diputados, han acatado la orden varias veces, sin el más mínimo rubor reconociendo incluso, las evidentes violaciones constitucionales. No hace mucho, declararon que sí, que efectivamente eran “serviles” al presidente y “a mucha honra”.
El presidente envió el Plan B de reforma electoral, por el rechazo a su reforma constitucional. Ordenó que se aprobara de inmediato, antes de que terminara el período de sesiones (el año pasado). El servilismo de los diputados de Morena llegó a tal grado, que forzaron su aprobación en el pleno, sin haber pasado por comisiones, violando el proceso legislativo. Hace unos días, lo que quedó pendiente en el senado fue aprobado, y cuatro de las seis partes que integraron el llamado Plan B de la reforma electoral, fueron publicadas en el Diario Oficial. Esta reforma electoral, regresiva e inconstitucional, materialmente desmantela al INE y lo deja sin la estructura orgánica y los recursos necesarios, para la organización del proceso electoral de 2024.
López Obrador quiere destruir al INE. Fundamenta su odio a la institución en la afirmación falsa de que le robaron la elección en 2006. Pero López Obrador sabe que perdió la elección con Felipe Calderón.
Elección competida, pero la perdió. Ahora pone como excusa que el INE derrocha recursos, cuando sabe que los gastos mayores corresponden a la administración del Padrón, la expedición de credenciales y las participaciones a los partidos políticos.
El INE administró la elección del 2018 donde López Obrador obtuvo la presidencia con un amplio margen y obtuvo además mayoría absoluta en ambas cámaras. Morena ha ganado muchos estados, municipios y congresos locales. Entonces ¿por qué quiere destruir al INE?
López Obrador se cree el mejor presidente del mundo; afirma que tiene la mayor aprobación de la historia; repite mil veces que el pueblo es sabio y que está con él. ¿Entonces a qué le teme? Si el presidente es tan inteligente, tan querido y eficiente, no debería tener ningún miedo a las elecciones del 2024.
Lo que pasa es que López Obrador sabe que ha engañado a millones de mexicanos y que miente todos los días sobre la realidad del país. Sabe perfectamente que la gente, “el pueblo sabio”, ya se dio cuenta de ello y se lo cobrará no votando por su partido en 2024.
Sabe que en 2018 obtuvo 30 millones de votos pero que en 2021 perdió la mitad. Por lo tanto, sabe que perderá la elección en 2024 y por eso quiere destruir al INE, para tener un árbitro igual de sumiso que sus diputados.
Lo que sigue inmediatamente es crítico: la SCJN tendrá que atender y resolver urgentemente las acciones de inconstitucionalidad del Plan B, de la reforma electoral; los tribunales, deberán atender miles de amparos interpuestos por los servidores de carrera suspendidos indebidamente.
La integración de la Comisión Evaluadora de las propuestas a sustituir a cuatro consejeros del INE fue manipulada por diputados de Morena y está sesgada a la 4T; no garantiza imparcialidad.
Por esta razón, como ciudadanos debemos estar muy cerca de estos procesos. La concentración del domingo 26, demuestra el interés y preocupación de millones de mexicanos por defender nuestra democracia. Tendremos que trabajar mucho más, para frenar esta obsesión antidemocrática y dictatorial de López Obrador.
López Obrador tiene razón en una cosa: el pueblo es sabio y frente a los saldos negativos de su gestión, en 2024, mandará muy lejos a la 4T, allá por su rancho en Chiapas.
#ElINENoSeToca