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Conflictos en el Levante mediterráneo

por | Internacional

Se nos está informando de un nuevo brote de violencia entre Israel y Hamas en territorio palestino. Esto sucede en una zona con una profundidad histórica inigualable, la Tierra Prometida por Yahveh a Abraham.

¿Puede hacerse un análisis geopolítico de estos conflictos, del significado de la creación del Estado de Israel en 1948, sin tomar en consideración misteriosas razones para que un pueblo migrante de Mesopotamia ocupara ese territorio?

Veamos, Israel, hoy decimos “los judíos”, ha vuelto, han vuelto a la Tierra Prometida tres veces. Volvió de Egipto, volvió de Babilonia y el siglo pasado volvió de muchos países, principalmente de Europa Central.

Desde la vuelta de Egipto hasta el establecimiento del reino de David y de Salomón su hijo, 250 años de conflictos y alianzas. El establecimiento de este reino provocó una modificación en el balance político de la región, este nuevo reino se volvió una frontera entre Egipto y el reino Hitita, igualmente una frontera para el poder vigente en Mesopotamia y el acceso al Mar Mediterráneo y al Mar Rojo.

Esta posición al mismo tiempo privilegiada e incómoda, difícil de sostener, cayó ante la fuerza de Nabucodonosor de Babilonia, quien avasalló a los dos reinos Israel y Judá en que se había convertido el reino de Salomón y se llevó a la élite de Jerusalén para que le sirviera en su país. Movimiento geopolítico.

Después de siglo y medio del segundo cautiverio, Ciro el grande de Persia, nuevo amo de ese territorio antes dominado por asirios y babilonios permitió a los judíos que lloraban a las orillas de los ríos de Mesopotamia, volver y reconstruir Jerusalén y por supuesto el Templo de Yahveh. Fue decisión administrativa y geopolítica del gobierno persa para controlar mejor su imperio.

Al decaer el imperio persa, el reino de Judá no volvió a ser independiente, fue ocupado por Alejandro de Macedonia e incorporado a su naciente imperio. A su muerte en la repartición entre sus generales de los territorios conquistados, nuevamente Israel – Judá quedó en la frontera entre los territorios que Seleuco y Ptolomeo tomaron, el primero Siria el segundo Egipto.

Ya con una importante zona de oriente helenizada, Roma se anexiona el Levante desde Egipto hasta Siria. Ahora Israel – Judá pasa a ser considerado una provincia del Imperio Romano con el nombre de Palestina.

Esa región con el nombre de Palestina permaneció cambiando de manos en veinte siglos de historia hasta la derrota del Imperio Otomano y quedar en manos de Inglaterra al termino de la primera guerra mundial por decisión de la Sociedad de Naciones.

Con anterioridad, desde mediados del siglo XIX una corriente de pensamiento empezó a tomar fuerza entre los judíos de Europa del Este principalmente, el Sionismo, una patria para el pueblo judío.

La propuesta fue respaldada no solamente por intelectuales. Teodoro Herzl a finales del siglo fue uno de los líderes que buscaron apoyo internacional para concretarla; también parecía algo interesante para las comunidades víctimas de persecución, “pogrom”. Esto provocó migración a Palestina, misma que la persecución nazi incrementó.

En 1917 el Reino Unido mostró simpatía en la Declaración de Balfour que fue respaldada por otros países. La Segunda Guerra Mundial obligó a un paréntesis y en 1947 los sesenta años de sionismo dieron fruto con la declaración del reconocimiento al Estado de Israel con la decisión de la ONU de noviembre 29 de 1947 de dividir Palestina.

¿Presiones y compromisos? Si, si bien había un buen número de comunidades judías en Palestina, la decisión de tomar una porción del territorio de ese país para “crear” el nuevo Estado de Israel fue tomada por el gobierno inglés y la Naciones Unidas como salida a las presiones.

Decisión que modificó una vez más la geopolítica de ese gozne del mundo y de muchas más naciones, los países proveedores de petróleo para Occidente son vecinos. Además, las dos potencias en pugna de ese momento tomaron partido, la URSS respaldando a los árabes palestinos y Estados Unidos a Israel. Por supuesto hubo cambio de balance geopolítico.

¿Tienen derecho los judíos a ocupar ese territorio?, ¿el derecho se los dio Inglaterra?, ¿se los dio las Naciones Unidas?, ¿se los dio la violencia con que lo conquistaron y lo han sostenido?, ¿se los dio Yahveh Seboat?

La Torá, escritura Sagrada para judíos y cristianos así lo afirma y dice también que todas las vicisitudes vividas por este pueblo – nación tienen que ver con su lealtad o infidelidades a Yahveh.

No cabe duda de que hay un misterio, queramos o no, en el destino de la Tierra Prometida. El análisis al que nos obliga el razonamiento geopolítico no es suficiente para explicar ese constante conflicto, si bien pueden estudiarse los balances y desbalances de poder con un criterio geopolítico.

Los conflictos que siguieron a la toma de territorio palestino para la creación del nuevo estado tienen nombre y han quedado registrados en la historia de la violencia del siglo XX, ahora casi olvidados: Guerra de Independencia, Guerra de Suez, Guerra de los seis días, Guerra de Yom Kipur, Septiembre negro, lo mismo que nombres como David Ben Gurion, Golda Meyer, Menajem Beguin, o Nasser, Anwar el Sadat, Yaser Arafat, incluso Carter promotor de una paz un duradera.

Lo que no podemos olvidar es el conflicto con Hamas, con los palestinos beligerantes que al refugiarse en el Líbano iniciaron uno que no termina, el mismo que invadió las noticias hace relativamente pocos días.

La paz en el Medio Oriente que todos deseamos iniciando por SS Francisco, necesita más que cálculos de poder y análisis geopolíticos, necesita brotar de las almas de los involucrados, de las oraciones de todos nosotros.

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