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El Sentido y el Significado en la Vida Cotidiana

por | Religión

Platicando de los problemas cotidianos, profundizamos la dificultad en la comprensión de dos conceptos: el del sentido y el del significado. Nos preguntábamos ¿qué sentido tiene esforzarse por conseguir una cierta seguridad y desarrollo en todos los ámbitos si, al final, no era posible conservar nada? Al final, todo se acaba. Y, en ese punto comentamos: es posible que el problema se encuentre en la confusión del término al afirmar: “qué sentido tiene esforzarse”. No se trata de un problema de sentido sino de significado.

En castellano es común usar los términos de manera indistinta cuando su naturaleza es diferente. Sentido tiene un carácter de dirección. Se emplea cuando analizamos hacia donde nos dirigimos. Sin embargo, el significado hace referencia a la naturaleza del hecho. En la semiótica, por ejemplo, el significado es el contenido mental que le es dado a un signo lingüístico.

Cuando hacemos referencia a los problemas de la vida, es decir, a las situaciones más cotidianas, pero al mismo tiempo, más importantes y profundas de la existencia humana, tendemos a confundir los términos. El sentido de los problemas se refiere al lugar hacia donde nos conducen y, el significado a las particularidades de su estructura y funcionamiento.

Con base en lo anterior nos atrevimos a afirmar que la Resurrección de Cristo no solamente da sentido sino también, significado a la vida humana.

Ésta idea surgió y se vio alimentada por la afirmación de San Pablo en el capítulo 15 de su primera carta a los Corintios: “Si Cristo no ha resucitado es vana vuestra fe”. (12-19)

En la cita anterior se evidencian los dos aspectos mencionados, por un lado, el del significado al afirmar: “si Cristo no resucito, es vana nuestra predicación … incluso, seríamos falsos testigos de Dios” y, por otro lado, el del sentido cuando dice: “si Cristo no resucitó, la fe de ustedes es inútil y sus pecados no han sido perdonados. En consecuencia, los que murieron con la fe en Cristo han perecido para siempre”.

El punto podría quedar más claro si hacemos referencia a otra resurrección. Nos referimos al momento concreto presentado en el capítulo 11 del Evangelio se San Juan relacionado con la resurrección de Lázaro: “Muchos judíos habían ido a consolar a Marta y a María, por la muerte de su hermano”. Después aparece un fuerte reclamo originado por el hecho de que Jesús sabía de la situación de Lázaro y, sin embargo, retrasó su llegada: “Al enterarse de que Jesús llegaba, Marta salió a su encuentro, mientras María permanecía en la casa. Marta dijo a Jesús: «Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto»”.

Al rehacer la escena en éste punto y enfatizando la diferencia de nuestros conceptos nos encontramos en primer término un diálogo entre Martha y Jesús con un claro sentido del problema. En primer lugar, Martha afirma de forma contundente y llena de fe: “«Pero yo sé que aun ahora, Dios te concederá todo lo que le pidas». «Jesús le dijo: Tu hermano resucitará». Marta le respondió: «Sé que resucitará en la resurrección del último día»”. Aquí es clara la forma como la resurrección da sentido a la fe de Martha y ella claramente lo ubica en un momento futuro del “último día”.

Es entonces cuando Jesús interviene de manera categórica al mostrarle el significado de su presencia. No se trata de una posibilidad futura sino de un hecho presente. “Jesús le dijo: «Yo soy la Resurrección y la Vida. El que cree en mí, aunque muera, vivirá:  y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás. ¿Crees esto?» Ella le respondió: «Sí, Señor, creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que debía venir al mundo»”.

Respuestas plenas de significado, es decir, de un tiempo presente tanto por parte del diálogo de Martha: “Sí, Señor, creo que tú eres el Mesías”, como por la afirmación contundente de Cristo: “Yo soy la Resurrección y la Vida. El que cree en mí, aunque muera, vivirá:  y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás”.

Primero, Jesús afirma el sentido y el significado y posteriormente, la escena se vuelve mucho más dramática con la llegada de María, la otra hermana. Ella, después de sumarse al reclamo de Martha, en cuanto a haber podido impedir la muerte del hermano, responde a las afirmaciones de Jesús: “Señor ya tiene tres días de muerto, ya huele mal”.  Es entonces cuando se presenta el hecho de la vuelta a la vida de Lázaro. Cristo llena de sentido y de significado la existencia de los seres humanos al ser Él mismo la Vida.

Regresando al capítulo 15 de la carta de San Pablo a los Corintios, aparece además un camino, un método, un proceso mediante el cual, opera el hecho de la resurrección:

“Cristo resucitó de entre los muertos, el primero de todos. Porque la muerte vino al mundo por medio de un hombre, y también por medio de un hombre viene la resurrección. En efecto, así como todos mueren en Adán, así también todos revivirán en Cristo, cada uno según el orden que le corresponde: Cristo, el primero de todos, luego, aquellos que estén unidos a él en el momento de su Venida”.

Y, finalmente después, nos presenta San Pablo el sentido último de la presencia del camino, de la Verdad y de la Vida entre nosotros: “En seguida vendrá el fin, cuando Cristo entregue el Reino a Dios, el Padre, después de haber aniquilado todo Principado, Dominio y Poder. Porque es necesario que Cristo reine hasta que ponga a todos los enemigos debajo de sus pies. El último enemigo que será vencido es la muerte. (20-26) Cristo no solamente da significado y sentido a la existencia humana, Él es su significado y sentido para lo cual decidió convertirse libremente en el servidor de los hombres.

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