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Principios de bioética y eutanasia (parte I)

por | Derechos Humanos, Salud

E n estos artículos evaluaremos situaciones conflictivas al final de la vida desde el punto de vista médico y bioético.

Un enfermo en situación terminal es aquel en el que se prevé que la muerte es segura y ocurrirá en un plazo no lejano (hasta seis meses, según algunos autores), abandonándose el esfuerzo médico terapéutico curativo para concentrarse en el alivio de los síntomas y en el apoyo tanto al paciente como a su familia.

Eutanasia

¿Cuáles son las características de la eutanasia?

Son características esenciales de la eutanasia el ser provocada por personal sanitario y la existencia de una intencionalidad supuestamente compasiva o liberadora. … Aunque sea con el consentimiento de la víctima, la eutanasia es siempre provocada por otras personas; es un homicidio con unas características determinadas.

En este caso, se prevé ayuda profesional, al existir una enfermedad o dolencia vital de la persona que busca morir o de sus familiares, mediante la ayuda activa o pasiva en el proceso de muerte.

La A.M.M. (Asociación Médica Mundial), máximo organismo internacional en ética profesional, dice en su Declaración sobre la eutanasia: “La eutanasia, es decir, el acto deliberado de dar fin a la vida de un paciente, aunque sea por su propio requerimiento o a petición de sus familiares, es contraria a la ética.»

“Todo individuo tiene derecho a la vida”, señala la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Nosotros diríamos toda persona humana.

Muerte digna

¿Qué es la muerte digna según la OMS?

¿Qué diferencia hay entre la eutanasia y la muerte digna?

Desde la perspectiva legal, la muerte digna puede definirse como la muerte que, deseada por una persona, ante una situación extrema, se produce asistida de todos los alivios y cuidados paliativos médicos adecuados, así como con todos los consuelos humanos posibles (28 abril 2020), sin acelerar la muerte del paciente.

¿Qué significa una muerte digna?

¿La muerte digna es un derecho? El derecho a morir dignamente es una extensión natural del derecho fundamental a vivir dignamente. Nos habla de dignidad, con los esfuerzos de alivio y consuelo y no como se la pretende reformular “eutanasia” y en las campañas se hable de muerte digna para que no suene violento el término eutanasia.

Hace referencia a la garantía que tienen las personas de ejercer su autonomía al final de su vida, previéndola con anterioridad, sin alterar el resto de los principios bioéticos.

Mientras que la eutanasia es provocar que la persona muera por omisión o acción del tratamiento, con o sin su consentimiento, por un agente de salud.

En la Recomendación 779/2016 de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa, se concluyó que “los enfermos terminales querían, principalmente, morir en paz y dignidad, con el apoyo y la compañía, si es posible, de su familia y amigos”, y que “prolongar la vida no debía ser, en sí mismo, el fin exclusivo de la práctica médica, que debe preocuparse igualmente por el alivio del sufrimiento”.

 Morir dignamente o morir con dignidad, es un concepto ético amplio y, frecuentemente, controvertido, que se refiere al proceso del fin de la vida evitando el sufrimiento y manteniendo el control y la autonomía si se puede. En general, se suele tratar como una extensión del concepto de vida digna, en el que las personas conservan su dignidad y libertad hasta el cese de su existencia.

Ha sido la OMS, quien ha aportado al desarrollo del tema, antes del 2020, por el indisoluble vínculo que existe entre la muerte digna y los cuidados paliativos con el derecho a la salud.
Al respecto, esta ha manifestado que “los proveedores de asistencia sanitaria deben evaluar y aliviar el sufrimiento físico, psicológico y social” del paciente.

Asimismo, ha establecido que para que los cuidados paliativos sean eficaces, es preciso aplicar un enfoque multidisciplinario amplio que incluya a la familia y recurra a los recursos disponibles en la comunidad, pudiendo ponerse en práctica con eficacia incluso si los recursos son limitados, proveyéndose mediante centros de atención terciaria, centros de salud comunitarios e, inclusive, en el propio hogar.

Como católicos debemos aclarar que hay una dignidad intrínseca del ser humano, por el que siempre debe ser respetado, aunque no pueda valerse de su autonomía y libertad en un momento dado (tumores cerebrales o encefalopatías que deterioren su conciencia).

Muerte digna, según bioética cristiana: acompañar el fin de la vida con hidratación, alimentación, analgesia y acompañamiento espiritual.

Ejemplos prácticos:

-Eutanasia pasiva: cierre de nutrición e hidratación a un paciente terminal, por parte de un tercero. En un plazo más o menos corto le acarreará la muerte. No darle soporte inotrópico (medicamentos que ayudan al corazón y la presión arterial) o de asistencia respiratoria a alguien que lo necesita.) Intubación orotraqueal o máscara de oxígeno a alta presión), en el momento oportuno.

-Eutanasia activa: inyectar o administrar por alguna vía (respirador por ejemplo) sustancias que per se o por las dosis altas producen la muerte rápidamente.

En la próxima entrega seguiremos narrando otros ataques a la vida humana, y notas de interés en la literatura médica mundial.

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